1) El primer desagrado es el antónimo de uno de los placeres que escribí. Es despertarse por la mañana. Prácticamente nunca lo hacemos a gusto; y muchísimo menos si es una irritante alarma la que nos despierta. Solo despertar es más placentero o bien si tu equipo juega a las 12:00 o si estás de vacaciones.
2) Una vez más, usando mi lista de placeres saco otra experiencia cuanto menos desagradable: que tu equipo pierda. Y más si es contra el rival directo.
3) Hacer cola. Sea donde sea, hacer cola es intrínsecamente malo. Aunque lo peor es claramente hacer cola para hacerte el DNI o el pasaporte.

5) Que se te acabe el espacio en el disco duro de tu ordenador o en un pen drive. A todos nos ha pasado y sabemos cuán desagradable es.
6) Que se te ensucie alguna prenda de ropa lejos de tu casa. Los zapatos llenos de barro, los pantalones con marcas de pisadas de los estudiantes que estiran sus piernas sobre la tarima obstaculizando al profesor o los lamparones son las maneras más típicas de suciedad.
7) Acabarte los capítulos de una serie. Haberte tragado seis temporadas en dos semanas para tener que esperar una semana por cada capítulo nuevo es demasiado cruel, y sobre todo, desagradable.

9) Perder el bus el metro o el tren por segundos. Y además tener que esperar media horita.
10) Por último, y no menos importante, uno de esos desagrados que ocurren con demasiada frecuencia: que el agua esté caliente. No hay nada peor que, cuando estás sofocado porque vienes de hacer ejercicio o tengas muchísima sed, te den un vaso de agua que está caliente. Eso no puede ser.
Bernal A.
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